La ingesta dietética se recogió al inicio del estudio y la calidad de vida autorreferida se midió a los cuatro años de seguimiento. Para juzgar la adherencia a la dieta mediterránea se valoró positivamente el consumo de verduras, legumbres, frutas, frutos secos, cereales y pescado, y negativamente el consumo de carnes, lácteos y alcohol. Los resultados, publicados en la revista European Journal of Clinical Nutrition, muestran que las personas con una mayor adherencia a la dieta mediterránea tienen una mejor puntuación en las escalas físicas y mentales del cuestionario de calidad de vida. La asociación es más fuerte para la calidad de vida física.
“La dieta mediterránea es un importante factor asociado a una mejor calidad de vida y se puede considerar como un modelo de alimentación saludable”, explica a agencia SINC Patricia Henríquez Sánchez, coautora del estudio. La pirámide nutricional de esta dieta combina alimentos que deben consumirse diaria, semanal y ocasionalmente.
En el vértice de la pirámide están el azúcar, los caramelos, los pasteles, la bollería y las bebidas azucaradas que deben consumirse de manera ocasional y en pequeñas cantidades.
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